River venció a Rosario Central con un doblete de Borja y se acerca a la clasificación

River caminó al borde del abismo. Estuvo a punto de dejar que su destino en un torneo donde solo clasifican cuatro de catorce equipos ya no dependiera de sí mismo. Sin embargo, el equipo de Demichelis mantiene una ventaja crucial: cuando el fútbol escasea y el partido se complica, aparece la jerarquía de sus figuras. Así fue como Miguel Borja, tocando apenas dos pelotas, convirtió ambos goles; mientras que el Diablito Echeverri no dejó de insistir y Nacho Fernández junto a Barco ingresaron desde el banco para revertir un partido que parecía perdido.

Hasta que Demichelis decidió modificar el esquema a los 20 minutos del segundo tiempo, River exhibió un rendimiento pobre. Un nivel que amenazaba con condenarlo a seguir la definición de la Copa de la Liga desde la televisión. El planteo inicial del DT dejó muchas dudas: enfrentó a un Rosario Central alternativo —que presentó entre sus titulares a un debutante de apenas 17 años— con un esquema que no funcionó. El equipo visitante apostó a buscar a Giaccone a espaldas de Casco, sacando provecho de cada espacio.

El esquema 4-2-1-3 planteado inicialmente aisló a Borja contra tres defensores rivales, mientras que Solari y Colidio quedaron encerrados en las bandas. Simón y el juvenil se estorbaban mutuamente, y Boselli, lejos de ser una opción clara de salida, no pudo aportar soluciones. Esta no fue la primera vez que Micho cometió errores en la estrategia inicial, como ya había ocurrido contra Táchira, obligándolo a corregir sobre la marcha. Los silbidos que despidieron al equipo en el entretiempo fueron una señal clara del descontento: River jugó como si no entendiera lo que se jugaba.

Las modificaciones eran urgentes. Sacar a un delantero para sumar a un volante y modificar el sector derecho, donde Simón no lograba complementarse, era lo que pedía el partido. Con el ingreso de Nacho Fernández y de Barco, River comenzó a encontrar fluidez. Y en una de las primeras jugadas tras los cambios, Komar cometió su primer error en el área chica, y Borja no perdonó.

Con esos cambios, el Diablito encontró finalmente un socio a su medida. Echeverri, con un atrevimiento que a veces dejó en evidencia al resto del equipo, trató de tapar las carencias colectivas a fuerza de gambetas. Mostró personalidad de sobra: pidió siempre la pelota, lideró el juego y dejó claro que su presencia en el once inicial ya no debería ser motivo de discusión.

El empate renovó el ánimo de River, mientras que Rosario Central, incluso con el ingreso de Campaz, nunca logró generar peligro real. El equipo de Núñez fue decidido en busca del triunfo, y la recompensa llegó cuando Nacho Fernández bajó una pelota llovida y asistió magistralmente a Borja, que no dudó frente al arco.

Con este triunfo, River no solo sumó tres puntos vitales, sino que también se acercó a la clasificación, dependiendo ahora de sí mismo en el tramo final del torneo. La jerarquía individual volvió a salvar la noche, pero también dejó en evidencia que, si River quiere aspirar a más, necesitará mucho más que destellos aislados de sus figuras.