Wi-Fi: los trucos para conseguir la clave y qué aparatos te están “comiendo” el ancho de banda

En la era de la conectividad total, vivir sin Wi-Fi es casi impensado. Sin embargo, esta dependencia trae dos dolores de cabeza clásicos: primero, la odisea de conectarse a una red nueva (o a la propia, si te olvidaste la clave) y, segundo, la frustración de una conexión que “no tira”, especialmente cuando más la necesitás.

Cómo ver una contraseña ya guardada

Para esos que quieren conectar un dispositivo nuevo pero no tienen la clave a mano, hay formas sencillas de ver las contraseñas que ya están guardadas en el celular, tanto en Android como en iOS. Ojo, esto no es para vulnerar la privacidad de nadie, sino para gestionar las redes que ya usás.

En los celulares con Android (generalmente desde la versión 10 en adelante), el camino es bastante directo. Tenés que ir a “Ajustes” o “Configuración”, entrar a “Redes e Internet” (o “Conexiones”) y después a “Wi-Fi”. Ahí, buscás el nombre de la red a la que estás conectado, tocás para ver los detalles y debería aparecer una opción tipo “Ver contraseña” o “Mostrar contraseña”. Lógicamente, el teléfono te va a pedir tu PIN, patrón o huella digital para confirmar que sos vos.

En el mundo iOS (iPhone o iPad), la lógica es parecida. Vas a “Ajustes”, seleccionás “Wi-Fi” y buscás la red en cuestión. Al tocar ahí, vas a ver la opción de “Contraseña”. El equipo te va a pedir que confirmes tu identidad, sea con Face ID, Touch ID o el código del dispositivo, y listo, te muestra la clave.

El truco del QR: conectarse sin saber la clave

Ahora bien, ¿qué pasa si estás en la casa de un amigo y él ya está conectado pero no se acuerda de la clave para pasártela? Hay un atajo que funciona bárbaro en Android. El que ya está conectado simplemente tiene que entrar a los ajustes de Wi-Fi, pulsar sobre el nombre de la red y le va a aparecer una opción de “Código QR de Wi-Fi”. Vos, desde tu celular, entrás también a los ajustes de Wi-Fi, buscás el iconito de un recuadro (suele estar arriba a la derecha) para escanear, apuntás al código QR de tu amigo y ya está. Te conectás al toque sin que nadie tenga que tipear nada.

Ya me conecté, ¿por qué anda tan lento?

Conseguir la clave es solo la mitad de la batalla. El segundo gran problema es cuando el Wi-Fi, pese a estar conectado, funciona a dos por hora. Ya dejamos muy atrás la época del dial-up, donde una llamada telefónica te cortaba Internet (una pesadilla para los que jugaban al Doom en los 90). Hoy, aunque tengamos planes de fibra óptica velocísimos, las nuevas tecnologías como la realidad aumentada o el streaming en altísima definición nos ponen al límite. De nada sirve pagar un plan carísimo de 3Gbps si tu red Wi-Fi interna está sobrecargada.

Los sospechosos de siempre: qué te “come” el ancho de banda

Computadoras (Mac y Windows): Si estás solo navegando o escribiendo un Word, tu computadora casi no gasta nada. El problema arranca con las descargas pesadas. Las actualizaciones de software, comprar un juego nuevo (como el Call of Duty, que puede pesar más de 100GB) o bajarse películas en 4K consume todo el ancho de banda disponible. Lo ideal es programar esas descargas para la noche. Pero el peor enemigo, sin dudas, son las aplicaciones de intercambio de archivos P2P, como BitTorrent. Si no las configurás bien, estas apps pueden usar el máximo de tu conexión (tanto de subida como de bajada) incluso cuando están funcionando en segundo plano.

Smart TV y dispositivos de streaming: Mirar un video en 1080p en el celular no es grave, gasta unos 10 Mbps. El verdadero villano acá es el video en 4K HDR. Un solo stream de este tipo necesita, como mínimo, 25 Mbps, aunque lo ideal es tener 50 Mbps libres para evitar cortes o que baje la calidad. Esto ya es una porción importante del plan de Internet de mucha gente. Y ni hablar si tenés varios en la familia mirando cosas distintas al mismo tiempo.

Cámaras de seguridad y timbres con video: Ya te imaginás por dónde viene la mano. Una sola cámara en 1080p quizás no moleste, pero la gente suele poner varias. Si tenés un trío de cámaras grabando, ya estás consumiendo unos 15 Mbps. Si esas cámaras son 4K, saltás a 75 Mbps. El agravante es que la mayoría de estos equipos están conectados a la nube y, por lo tanto, están subiendo datos las 24 horas del día, los 7 días de la semana.

Un consejo final: la seguridad de la clave

Ya sea que estés creando una clave nueva o usando las que tenés, un recordatorio de seguridad nunca viene mal. Lo ideal es que la contraseña combine letras, números y símbolos. Pero lo más importante es evitar las claves obvias (como “contrasena123”), no repetir claves que ya hayas usado en otra cuenta y asegurarte de que no empiece o termine con un espacio en blanco.